Estos amigos me animaron a la lectura en aquellos años de la infancia en los que el tiempo era infinito. Cada vez que un nuevo cómic de los simpáticos galos caía en mis manos y al abrir la primera página leía:
"Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda
la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? ¡NO! Una aldea poblada por
irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor. Y la vida no es fácil
para les guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de
Babaorum, Acuarium, Laudanum y Petibonum..."
sabía
que la astucia de Astérix junto con
la bondad y nobleza de Obélix me
ofrecerían nuevos momentos llenos de acción y diversión.
No
son nuestros amigos un pueblo beligerante, lo único que pretenden es continuar
con su vida tranquila y sus costumbres, disfrutando de la naturaleza.
Este
ideal se plantea como imposible de no ser porque en la aldea vive el druida Panorámix, que conoce la fórmula para
preparar una poción mágica que dota a nuestros personajes de una fuerza
sobrehumana y así consiguen repeler los intentos de las legiones romanas por
conquistarlos.
Las
historias que vivirán nuestros amigos les llevarán a diferentes lugares tales
como Hispania, Roma, Egipto, Gran Bretaña, Germania..., y a lo largo de todas
ellas comprobaremos como la amistad , la solidaridad y el respeto hacia la
naturaleza son principios primordiales
en su vivir.
En
1959 Albert Uderzo, como dibujante,
y René Goscinny, como guionista,
crean para una revista francesa el primer número: Astérix el Galo. Han pasado más de 50 años y Astérix es hoy la
historieta europea más vendida en todo el mundo. Tras fallecer Goscinny en
1977, Uderzo se hace cargo también del guión hasta 2011, año en que decide
retirarse.
Además,
sus vivencias y hazañas han conquistado la televisión, el cine e incluso los
videojuegos, sin olvidarnos de que cuentan con su propio parque de atracciones
desde 1989 a
35 Km .
de París.
Además
gracias a que se traduce a más 107 idiomas y dialectos, nos encontramos ante un
perfecto remedio contra el aburrimiento.
Si
te animas a leer uno, te prometo que no será el último.
Pepi Corchero
Jiménez
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